Alhambra

Estamos unos días de vacaciones (ahora que puedo). Así que nos hemos ido a visitar la Alhambra, y la verdad es que, fotográficamente hablando, ha sido una experiencia la mar de interesante.
Cómo es habitual en mí, tengo la mala costumbre de ir siempre a ciegas. Es decir, sin informarme antes de lo que voy a visitar. Puede que sea una mala costumbre, pero eso hace que no vaya condicionado. (Claro, que también voy a pechito descubierto).
Fué uno de esos días en los que la inspiración está perezosa y se queda en la cama.
Visitar la Alhambra en Enero (en invierno, vamos) tiene una serie de ventajas: hay “poca” gente, no hace calor, y el sol está bajo. Este punto, fotográficamente hablando, es muy importante.
La Alhambra tiene dos factores de vital importancia: la luz y el sonido. Toda su arquitectura gira en torno a estos dos factores. Esto implica que debe ser visitada con tranquilidad y tiempo. Sería idóneo sin mucha afluencia de público, más que nada por el tema del sonido, pero eso es poco probable (a no ser que tiréis de agentes químicos, lo cual tampoco es una buena solución, que la policía lleva armas de asalto).

Bromas a parte, la posición de las fuentes y los trazados de agua tiene un papel fundamental en la distribución del sonido, los ecos y reverberaciones de éste, para crear una atmósfera de frescor. Hay fuentes que prácticamente no se ven, pero inundan los jardines con su discreto pero constante sonido.
Y luego está la luz. Todo está pensado para la luz. Las sombras, las proyecciones, las vidrieras, las bóvedas…. Todo está en constante movimiento. Es por esto que he llegado a la conclusión de que no basta con un día para visitarla. Hace falta mucho tiempo, por que la luz cambia a lo largo del día, y a lo largo del año.

Pero haberla visitado en invierno no ha sido mala idea, vale, los jardines carecen de toda gracia, por que en primavera y verano debe ser una explosión de colores y olores, pero para un polialergico como un servidor, que las plantas estén en un raquítico proceso latente de hibernación, es muy de agradecer. Lo bueno de las fechas, como os comentaba al inicio, es que la luz es muy baja, lo que garantiza buenos contrastes y largas sombras.

Al final, llegado a este punto, volví a tirar en blanco y negro de alto contraste (cosa que no suelo hacer cuando voy de turismo), y la verdad, me permitió explorar la Alhambra desde sus contraluces y sombras. Y si, da mucho juego.

Podéis ver la serie completa aquí

Actualización: Si tenéis intención de ir a la Alhambra alguna vez, el mejor lugar para comprar las entradas es la página del Patronato de la Alhambra y el Generalife.
Más que nada que es donde mejor precio tienen, sin comisiones ni cosas raras.

 

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