Ayer tuve la suerte de colarme en una “fiesta” del viaje que está haciendo Luis Camacho con sus alumnos.
La verdad es que fué triplemente divertida. Primero por volver a encontrarme con Luis, lo cual no es fácil teniendo en cuenta que vivimos cada uno en una punta de España.
Por otro lado, por el ambiente y la alegría sincera de la fiesta.
La tercera alegría fué poder poner a prueba la Olympus. mínima luz, blanco y negro, iso 3200, nada de Flash, Modo manual y ese pedazo de estabilizador que aguanta hasta 5 diafragmas. Y la verdad es que cumplió las espectativas, y sobradamente.
Por otro lado, dar las gracias a todos ( y todas, claro!), por el fantastico ambiente así como la acogida. Os pido disculpas por no haberos “pillado” a todos, pero ¡que huevos!, también tenía que disfrutar un poco ¿ no?, y de eso me fuí bien servido.
Quizás os interesa saber que cuando me fuí a casa, que vendrían a ser la una de la “madrugá”, me fué caminando haciendo fotos con toda la tajá. Me perdí, llegué a casa a las tantas, dormí una mierda, me fuí a trabajar con un mal cuerpo que ni Igor, del pequeño Frankestein (se pronuncia ” Aigor”), y ahora estoy disfrutando de un magnifico resfriado que me ha enviado directamente a la condición de “patético de la vida”.
No obstante, todo vale la pena. Sobre todo la siguiente foto, que por lo que a mi respecta, me parece una imágen cargada de locura y ternura por partes iguales.
Gracias por este magnifico momento. Momentos como estos dan sentido a muchas cosas.
Como siempre, la galería completa ( a pesar de ser una selección), aquí.
Un placer conocerte
Igualmente. Grandes momentos!