Aquí os traigo la segunda entrega de la trilogía de fotografía callejera.
He de confesar que, por un lado no es un tipo de fotografía que practique normalmente. Básicamente por que cuando salgo a tomar fotos me gusta impregnarme del entorno, observar y hacer las fotos con tranquilidad, que para estresarme ya tengo el trabajo.
Por otro lado, para realizar unas buenos fotografías de calle, creo que hay que reunir una serie de requisitos, como por ejemplo tener más jeta que espalda, no tenes problemas para comunicarte con desconocidos, relacionarte con la gente, inspirar confianza y no tener prisa.
Como no cumplo muy bien estos requisitos, no es un tipo de fotografía que practique mucho.
Es más, las pocas veces que la he practicado han sido de las dos formas más cobardes, a mi parecer.
Esto es: A distancia con un teleobjetivo (no se puede ser más miserable).
Otra manera, no menos barriobajera, es dispar sin mirar. Es decir, poner modo ráfaga a la cámara, e ir disparando mientras camino, sin encuadrar ni nada, con el brazo colgando.
Aunque debo reconocer que disparar de esta manera resulta tremendamente excitante, y tiene un cierto punto golfo, ya que en ningún momento me detengo a encuadrar, y apunto y disparo por instinto, sin saber lo que va a salir.
Además, y eso si que debo reconocerlo, los planos contra picados que se obtienen me chiflan, ya que, a mi parecer, llenan de energía las imágenes.
Obviamente el hecho de realizar las capturas sin saber lo que voy a obtener, me devuelven a los tiempos de la película.
Para disparar de esta manera, os doy unos consejos muy básicos, porque tampoco tiene mucho secreto:
Lo primero, y principal, es usar una óptica angular ( obviamente, por debajo de 50 mm). Éstas que veis están tiradas con un 18 mm. El enfoque en manual. No en aconsejo el autofocus, básicamente por que no sabréis a donde estáis enfocando.
Podéis poner el enfoque a partir de un metro. La ventaja de los angulares es que tienen mucha profundidad de campo. La medición matricial o con predominancia al centro, pero no puntual (en caso de que no vayáis a tirar 100% manual). En mi caso, he abierto diafragma a máximo (dependiendo de la luz y la ISO) y he configurado la prioridad a diafragma, para que la cámara me ajuste la velocidad en función de la luz. De esa manera, suelo conseguir velocidades bastante altas, para que no salgan movidas.
Como he comentado, creo que es importante hacer ráfagas, ya que difícilmente podréis saber cuando está el sujeto bien encuadrado (que será pocas veces).
Y a partir de ahí, a darle alegría al disparador, poniendo cara de guiri mientras miras a otro lado.
Como podéis ver, es de lo más bajo y cobarde. No por ello, las imágenes dejan de tener fuerza y ser interesantes. Así que ese es mi dilema. A pesar de gustarme el resultado, e incluso eso de disparar sin mirar para luego sorprenderme con los resultados, siento como si las fotografías no las hubiera hecho yo. Aunque por otro lado, era yo el que estaba en ese lugar y ese momento. No sé si me entendéis. Viene a ser como si estas fotografías fueran un poco “hijas bastardas”. Aunque no por ello van a ser menos queridas….
En todo caso, aquí os dejo una colección de fotografías de calle hechas como os he comentado, por las calles de Tokyo, cosa la cual tampoco tiene ningún mérito, ya que allí a la gente les molesta bien poco que les hagan fotografías
Como siempre, podéis ver el álbum completo aquí.
Muy guapas Carlos. Y aún hay una forma más traicionera de tomar fotos: con el móvil conectado a los auriculares y disparando con el control de volumen del cable. Que parezca que estás embobado escuchando música y no se note que estás tomando fotos.
No se me había ocurrido semejante bajeza. Lo próximo, ¿Que será? ¿Atarle la cámara a un perro y disparar a distancia con una app????