Tras un alto muro coronado por concertinas, y tras una imponente reja, un amplio camino, flanqueado por centenarios arboles, revela las huellas del paso de alguna limusina. Al final del largo camino, se encuentra la residencia del Señor Lobo.
Todo el mundo tiene interés en saber que ocurre tras las gruesas paredes de su mansión. Pero de todos los que han conseguido saltar el muro, ninguno ha regresado.
No subestimes las garras del Señor Lobo…