Hola.
Resulta que un día se me ocurrió entrar en mi cuenta “@potorato” de Instagram, a la cual, últimamente no le hacía mucho caso. Básicamente por la invasión de publicidad y basura a la que se ve sometida esta “red social”.
Grande fue mi sorpresa cuando me encontré que estaba siguiendo unas 8.000 cuentas digna de “Hombres, mujeres y viceversa”, en versión ruso. 8.000 cuentas de tetonas y sobre hormonados de cejas depiladas.
¿Cómo hemos llegado a esto?
Fácil, Parece ser que mi cuenta de correo de Gmail se filtró (ya sabéis, que todo es muy seguro hasta que venden tus datos, que es de lo que va el negocio). Deduzco que, gracias a ello, y unas contraseñas más débiles que la experiencia académica de la ministra de igual dá lo que digas, (que soy muy mona, muy revolucionaria, muy roja, y vivo de puta madre gracias a ti, pringao), mi cuenta de Instagram fue hackeada, por que todos sabemos que si en algo se caracterizan los servicios de Facefuck, perdón, Facebook, es por su seguridad y poca manipulación en la divulgación de información.
Así que tenía dos opciones: Dedicarme a borrar 8.000 cuentas de muñecas michelin (por que teta que mano no cubre, no es teta, si no ubre), y musculosos pechitos depilados (con el daño emocional que ello podía ocasionarme), o directamente, cerrar la cuenta de instagram, dar un portazo, y dejar la red social.
Así que….
Ea. No creo que vuelva. Que tampoco vale la pena…
Cierto al 100%. Y si no fuera por el tema laboral, yo haría exactamente lo mismo. Aunque con el tiempo ya verás…
Si. Igual tienes suerte y te hackean también!!! Aunque si. De cómo empezó, a en lo que se ha convertido Instagram, dice mucho de hacia donde nos dirigimos como sociedad… Creo que dentro de poco el ego cotizará en bolsa.