Corría el año 1985 cuando George Miller estrenó la tercera entrega de Mad Max. Mad Max Beyond Thunderdome, rebautizada como Mad Max: más allá de la cúpula del trueno en este país en que tenemos la costumbre de cambiarle los nombre de las películas, normalmente a peor. Me refiero a aquella película del mítico “dos hombres entran, uno sale” y de los inefables niños del “mañana, mañana” y el puto Capitan Walker (de verdad, en que estaban pensando….)
La cuestión que nos atañe ocurre en el tiempo 1:30:30 (mas o menos) en la que el hijo del actor encarnado por Bruce Spence, el mismo que hace de Capitan Gyro en la segunda entrega de la saga (en serio, ¿nadie se dio cuenta?), tras detener el tren de Mel Gibson (y toda la banda de roñosos niños del “mañana mañana”) y verse la que se le viene encima, entra corriendo en el escondite donde está su padre leyendo una revista de vacaciones, al grito de…
“¡Papá, papá, estamos fiambre, estamos fiambre!”
Bueno. Una vez puestos es situación, hablemos, una vez mas, de la AI, o eso que ya se está llamando AIgrafía, o imágenes generadas con la AI.