¡Como le gusta al Señor lobo celebrar el fin de la cosecha con sus esclavos! Sobre todo por que para comer, siempre se zampa a uno de ellos.
Cruzando el bosque, hay un pequeño camino de adoquines amarillos que llevan a la parte trasera de la casa de Señor Lobo. Los adoquines son de grandes proporciones, tanto, que casi hay que ir saltando de uno a otro. Será por que el Señor Lobo no acabó de entender las proporciones del Mago de Oz. […]
Corren tiempos convulsos para el Señor Lobo. Parece que a falta de originalidad, los artistas están reinventando los clásicos. No obstante, el Señor Lobo no le hace feos a retraer los temas de actualidad, y llevarlos a la época de las pistas de baile, donde las corderas correteaban al compás de las bolas de espejos…
Muy al contrario de lo que opinen, al Señor Lobo le gustan los lunes. Una nueva semana llena de efímeros compromisos inicia. Ello siempre hace que tenga ganas de bailar. Por suerte, su estatus social no le permite bailar. El Señor Lobo es más de “hacer bailar” a los demás…